Señales de que podrías tener cáncer de ovario y
cómo identificarlo

El cáncer de ovario es conocido desde hace mucho tiempo como el asesino silencioso, porque sólo sus síntomas aparecen en una etapa avanzada de la enfermedad, ya que es muy difícil de examinar a tiempo. Ninguno de los síntomas es específico, pueden ser causados por otra patología, benigna, ginecológica o no.

Existen algunas señales de alerta sobre la presencia de este tipo de cáncer. Por tanto, cuando una o más manifestaciones aparezcan y persistan sin explicación, se recomienda consultar a un médico.
Complementado con posibles exámenes biológicos o por imágenes, se guiará el diagnóstico.

Cómo saber si estoy en riesgo

El cáncer de ovario se debe a la proliferación incontrolada de células orgánicas, en su mayoría células epiteliales (es decir, no las que producen los óvulos). Sin embargo, las células germinales también pueden estar en el origen de la forma de un tumor.

Uno de los factores de riesgo es la edad: la mayoría de los casos se identifican después de la menopausia, entre los 50 y los 69 años. Otros factores son la duración del período ovulatorio, es decir, una menstruación temprana (primera menstruación) y/o una menopausia tardía y no tener hijos.

La lactancia materna, el uso a largo plazo de anticonceptivos estroprogestínicos y haber tenido varios hijos reducen el riesgo de desarrollar la enfermedad.

Sin embargo, existe otra causa de riesgo: según estudios médicos, entre el 7% y el 10% todos los casos son el resultado de una alteración genética hereditaria. En presencia de mutaciones de los genes BRCA1 y BRCA2, puede ocurrir la presencia simultánea, o en diferentes momentos, de cáncer de ovario y de mama.

En familias con muchos casos (más precisamente, varios del mismo tipo de cáncer o dos asociados con la misma alteración genética, en la misma rama de la familia) es necesario el contacto con un centro especializado en asesoramiento genético en un instituto de oncología de importancia nacional. Si una persona es portadora de una de estas mutaciones genéticas, lo mejor es que siga un programa de estrecha vigilancia con mamografías y ecografías.

No obstante, es importante recalcar como la existencia de esta enfermedad en la familia puede ser un factor de riesgo en comparación con la población general, pero no hay certeza del desarrollo de un tumor en todas las mujeres relacionadas.

Aparte, los casos hereditarios se diferencian de aquellos en los cuales la presencia de neoplasias en la misma familia se debe a la recurrencia de exposiciones, conductas y estilos de vida comunes a varios miembros de la familia.

Síntomas y etapas de diagnóstico

• Los síntomas más comunes que pueden ocurrir en las formas más avanzadas son: hinchazón abdominal, persistente o intermitente, necesidad de orinar con frecuencia, dolor abdominal.
• Los síntomas menos comunes son: pérdida de apetito, sangrado vaginal, cambios en los hábitos intestinales. Se trata de síntomas muy inespecíficos y comunes que, en la mayoría de los casos, tienen un origen diferente de la presencia de un tumor.

Sin embargo, cuando estos síntomas nunca han ocurrido antes y aparecen constantemente todos los días durante más de 12-15 días al mes y en un periodo de dos o tres meses consecutivos, es aconsejable la consulta de un médico.

Se puede diagnosticar en diferentes etapas:

• I: limitado a los ovarios.
• II: en uno o ambos ovarios y también extendido a los órganos pélvicos.
• III: en uno o ambos ovarios, extendido a los órganos pélvicos y/o con metástasis a los ganglios linfáticos de la misma área.
• IV: con presencia de metástasis incluso a distancia del área de los ovarios, generalmente al hígado y pulmones.

Mientras más alto sea el número de la etapa mayor probabilidades hay de una propagación de la enfermedad. Un buen o mal pronóstico depende del estado del tumor en el momento del diagnóstico, que debe ser lo más temprano posible.

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