Tiempo para ti cuando tienes hijos
El tiempo nunca se detiene. Muchas veces las 24 horas del día parecen insuficientes para realizar todas las actividades programadas, en especial cuando hay hijos pequeños.
La rutina diaria incluye miles de responsabilidades. Repartir el tiempo entre el trabajo, los quehaceres de la casa, la compra, y lo principal, atender a nuestros hijos, hace que aparezcan sentimientos tan abrumadores que podrían desencadenar altos niveles de frustración.
El agotamiento mental y físico es una constante, y las prioridades particulares pasan a un segundo plano.
Encontrar el equilibrio se convierte en un verdadero desafío. Existen formas de conseguir espacios valiosos para la desconexión y la renovación de energías.
Encontrar espacio personal
La crianza de los hijos es una de las experiencias más gratificantes. Verlos crecer y desarrollarse satisfactoriamente a lo largo de la vida produce enorme satisfacción. Que tus hijos se conviertan en buenas personas es el resultado de muchas horas de esfuerzo y dedicación.
No obstante, esto no significa que los padres deban anularse como seres humanos, y dejen de tener vida propia. Los efectos devastadores de vivir bajo tensión o recargados de múltiples obligaciones, están vinculados a relaciones interpersonales problemáticas, sentimientos de inferioridad y baja autoestima.
Como comprar tiempo adicional no es una opción, hay que fijar ciertas prioridades, y aprovechar cada instante para evitar el temido estrés.
Recomendaciones para gestionar el tiempo con éxito
Durante el ocupado día, siempre surgen momentos ideales que se convierten en oportunidades únicas para disminuir la tensión. Solo hay que identificarlos y aprovecharlos.
Algunos consejos para gestionar el tiempo con éxito, tienen que ver con:
Usar cada momento a solas
Desde que son muy pequeños, los niños necesitan dormir la siesta y, en sus años escolares, se acuestan más temprano. Estos pequeños espacios ofrecen la posibilidad de buscar el modo de relajar la mente y el cuerpo, bien sea al leer un buen libro, escuchar música o meditar.
También podría ser la ocasión perfecta para ducharse, llamar a alguna amiga, realizar ejercicios, dibujar, tejer o cualquier otra acción que favorezca la desconexión con la rutina diaria.
Organizar y planificar los horarios
Siempre existen modos de organización y planificación de los horarios. Dentro de estos esquemas, se recomienda reservar cierta cantidad de tiempo, de forma forzosa, como un espacio vital para recargar las baterías, sea a diario o de forma semanal.
Ahora bien, ¿por qué debe ser obligatorio?, la respuesta es simple: dedicar momentos para sentirse bien con la vida no es un capricho, es una necesidad vital.
Para conseguir esto, y mientras los hijos necesitan de la supervisión constante de un adulto, es imprescindible buscar la colaboración de otros.
Saber dónde están los niños a cada hora y quién los cuida, forma parte del día a día, y es ahí donde debemos aprovechar y sacar rendimiento a estos tiempos. Por ejemplo, es importante coordinar con la niñera o el cónyuge que atienda a los hijos en determinados horarios, con el fin de practicar algún hobby, compartir actividades o una charla con las amigas, ir al salón de belleza o centro de masaje, o cualquier otra actividad personal.
Decir no, sin sentimientos de culpa
No hay que sentirse mal por decir no a las peticiones que hagan los niños, y más aún, si son en esos momentos del día que se han reservado para satisfacer las propias necesidades emocionales, relajarse o simplemente respirar.
Expresar opiniones opuestas a lo que esperan los demás, puede generar sentimientos de culpa, sobre todo cuando quienes demandan nuestra atención son los hijos. Sin embargo, el amor propio favorece la canalización adecuada de las prioridades, sin que esto signifique atormentarse o juzgarse a sí misma como mala persona.
Un ejercicio efectivo que ayuda a descartar las emociones negativas sobre el asunto, consiste en meditar sobre la gran cantidad de horas diarias que se les dedica a ellos, en contraste a los breves instantes de soledad que fortalecen la autoestima.
Si se observa esto con detenimiento, se observa que, por lo general, estos instantes no superan los 30 minutos o 1 hora diaria, si es que llega. Esto nos ayuda a relativizar los sentimientos de culpa, al comprender que no estamos abandonando a nuestros hijos, sino reservando un pequeño espacio para nosotros mismas, que nos ayuda a sentirnos bien para atenderles con mayor alegría.
El cuidado personal: necesidad fundamental para obtener la felicidad
La crianza de los hijos supone un importante desgaste de energía, de hecho ha sido catalogada como una de las prácticas más complejas que existe.
Para cuidar de otro ser humano hay que empezar por el cuidado personal. Implementar estrategias para ser felices implica llevar a cabo diversas actividades de relajación que favorezcan la mejora de la salud mental, espiritual y del cuerpo.
Resulta imprescindible encontrar el equilibrio para asumir esta importante responsabilidad con la actitud apropiada. Los padres son los modelos a seguir. Si estos son felices y están a gusto con lo que hacen, transmiten ese mismo sentir a sus hijos de forma efectiva. En consecuencia, el núcleo familiar es sólido y estable.
No es tan importante la cantidad de tiempo que estamos al lado de nuestros hijos, sino la calidad del mismo y las sensaciones positivas que seamos capaces de transmitir en esos momentos. Si nos sentimos felices, transmitiremos felicidad.