Microbiota y estrés ¿cómo se relacionan?
Desde que se descubrió la microbiota o flora intestinal, han sido muchos los campos o variables con los que se la ha ido relacionando. Los estudios sobre la relación entre microbiota y estrés han cogido fuerza desde hace unos años, siendo su relación con factores psicológicos, una de las vertientes más destacadas en los estudios sobre la microbiota.
Relación entre microbiota y estrés
Seguro que en alguna ocasión has oído hablar o has leído sobre el eje intestino-cerebro o sobre eso de que el intestino es considerado como el segundo cerebro, y es que cada vez crece más el interés y conocimiento sobre la relación entre ambos órganos.
La composición o estado de la microbiota libra un papel importante en la comunicación bidireccional entre el tracto gastrointestinal y el Sistema Nervioso Central (SNC). Se han ido observando y estableciendo diferentes vías de comunicación entre el intestino y el cerebro. Entre ellas se incluyen el nervio vago, el sistema inmunológico, los ácidos grasos de cadena corta y el triptófano. [1]
El importante papel que tiene la microbiota en la modulación de la salud del organismo ha hecho que, recientemente, el concepto del eje intestino-cerebro, haya sido ampliado al eje microbiota-intestino-cerebro, y que hace referencia a una compleja red de comunicación entre el intestino, la microbiota intestinal y el cerebro, modulando así el sistema inmunológico, el tracto gastrointestinal y las funciones del Sistema Nervioso Central (SNC). [2]
Durante el periodo de formación y desarrollo del Sistema Nervioso Central, la composición de la microbiota intestinal puede verse afectada por diferentes factores. La perturbación de cualquiera de estos factores puede conducir al estrés o enfermedad del huésped. [1] Por otra parte, el estrés, especialmente en la vida temprana y prenatal, puede tener efectos marcados en la composición de la microbiota. [3]
En resumen, entre el cerebro y el intestino se establece una relación bidireccional, en la que interactúan entre sí y repercuten el uno en el otro, es decir, una alteración en la microbiota intestinal puede verse reflejada de forma psicológica y que, factores psicológicos como el estrés, pueden contribuir al desequilibrio de la microbiota y, por ende, a la salud general del organismo.
Teniendo esto en cuenta, podemos plantearnos si es una casualidad que, en la actualidad, una época marcada por el estrés constante, cada vez surjan más problemas o intolerancias digestivas.
La microbiota intestinal es un conjunto de microorganismos que contribuye a la salud general del organismo, especialmente a través de su 3 principales funciones.
Funciones de la microbiota intestinal
Función metabólica
Los microorganismos de la flora ayudan a procesar ciertas sustancias que no han sido digeridas en el intestino delgado, dando lugar a ácidos de cadena corta y otros que modifican el pH intestinal, favoreciendo así la absorción de oligoelementos. Esto sirve de impulso para el funcionamiento de las células del intestino.
Función de barrera intestinal
La microbiota ejerce un potente efecto defensivo frente a la colonización de patógenos mediante varios mecanismos. Compitiendo por los nutrientes; produciendo sustancias antimicrobianas; mediante la excreción de sustancias antibióticas naturales; estimular la secreción del mucus lo que dificulta la unión de patógenos al epitelio intestinal; segregar sustancias antimicrobianas contra los patógenos.
Función de modulación inmunológica
Las bacterias que forman la microbiota intervienen en el desarrollo del sistema inmunológico intestinal, encargado de la protección contra agente patógenos y principal fuente de células inmunitarias defensoras del organismo.
Todo esto ha hecho que la microbiota sea una de las áreas de estudio más interesantes y prometedoras de la investigación en la actualidad, analizando su participación en la salud enfermedades.
Los diferentes mecanismos que intervienen el eje intestino-cerebro muestran la necesidad de una microbiota intestinal diversa y equilibrada para el correcto desarrollo y funcionamiento del Sistema Nervioso Central y del organismo en general. Por lo tanto, la disbiosis (alteración de la microbiota) debería ser un factor a tener en cuenta ante la aparición de desórdenes psiquiátricos por el desequilibrio en estos mecanismos.
Conociendo que la microbiota y estrés se relacionan e interactúan entre sí y teniendo en cuenta que el estrés es bastante común en la sociedad actual, debemos tener cuidado y tratar de mantener la microbiota sana, pues ya sabemos que puede repercutir en la salud de diferentes formas.
Artículos consultados:
1. Andreo-Martínez, P., García-Martínez, N. & Sánchez-Samper, E.P. La microbiota intestinal y su relación con las enfermedades mentales a través del eje microbiota-intestino-cerebro. Rev Dis Cli Neuro, 2017,4(2)52-58
2. Mayer EA. Gut feelings: the emerging biology of gut–brain communication. Nature reviews Neuroscience 2011;12(8)
3. Cryan JF, Dinan TG. More than a Gut Feeling: the Microbiota Regulates Neurodevelopment and Behavior. Neuropsychopharmacology 2015;40(1):241-2.