Gracias a la lengua podemos hablar, saborear la comida y ayudar a masticar los alimentos que ingerimos. Pero suele suceder que le prestamos menos atención de la que debiéramos a este curioso órgano que permanece dentro de nuestra boca.
La simple observación de este sensible órgano puede decir muchas cosas sobre nuestra salud a aquel que sepa leer en sus alteraciones.
Saca la lengua y te diré de qué sufres
Las mujeres solemos prestar mucha atención a todo lo que ingerimos. Incluso algunas veces no obsesionamos contando calorías durante todo el día. Pero a pesar de eso, no siempre nos alimentamos tan bien como deberíamos y entonces el cuerpo suele emitir señales de alerta.
En este caso, revisando tu lengua podrás descubrir y tratar de solucionar algunos trastornos que pueden deberse a una alimentación inadecuada. Una lengua saludable debe ser suave, flexible y sin grietas. Además, debe mantenerse ligeramente húmeda: ni muy seca ni con mucha saliva.
Señales de alarma
•Si al sacar la lengua observas una grieta que la recorre por la mitad, pero sin llegar hasta la punta, es posible que estés sufriendo una alteración en la digestión y en tu estómago. Si además te sientes con bajas energías, es una señal más que indica que le faltan nutrientes a tu organismo. Una solución podría ser que combines adecuadamente los alimentos para que tu organismo pueda digerirlos mejor y aprovechar más los nutrientes. Por ejemplo, si combinas frutas con proteínas, harás tu digestión más pesada, ya que las frutas se digieren mucho más rápido.
•Si tu lengua tiene llagas o úlceras, esto será un síntoma de falta de nutrientes como el hierro, la vitamina B6 o niacina. La solución más evidente es aumentar el consumo de suplementos vitamínicos. Igualmente, ante cualquier duda, consulta al médico.
•Si tu lengua parece un mapa y presenta una superficie cuarteada, te está diciendo que no estás ingiriendo la alimentación adecuada. Peor aún, cuando ingieras alimentos calientes o salados tendrás una mayor sensibilidad. Para cuidarte en estos momentos, es bueno ingerir alfalfa, cebada, remolacha, avena, zanahoria, perejil, apio, pollo, calabaza, pescado, coles y acelgas. También podrías olvidarte por unos días de los alimentos demasiado procesados y la comida rápida.
•Si tu lengua se ve un tanto hinchada y con una gruesa capa blanca, podría ser un indicio de que hay una alteración de tu microbiota. Es decir, que faltan en tu organismo algunas bacterias beneficiosas. Podrías evitar el consumo de lácteos y agregar alimentos verdes de manera abundante. Ojo, una fina capa blanquecina en tu lengua puede ser normal, pero debe desaparecer al hacer el aseo normal.
•Si tu lengua se ve con una abundante capa amarillenta y no acabas de comer un alimento de ese color, entonces presta atención, porque puede ser una señal de que tu colon está sufriendo algún trastorno. También puede ser un síntoma de estrés. Así que agrega un poco de aceite de oliva a tus comidas y relájate un poco.
•Si la punta de tu lengua está roja, esto puede ser una señal de que estás pasando por un momento de dificultad emocional. La lengua es un órgano tan sensible, que hasta si estás triste, se altera. Incluye en tu dieta alimentos “desestresantes”, con altos contenidos de grasas buenas, como el aguacate y las almendras.
Enfermedades más delicadas
Uno de los primeros síntomas de la escarlatina es el color rojizo de la lengua. Esto, sumado a la presencia de fiebre requiere la visita inmediata del médico. La candidiasis oral se manifiesta por la presencia de manchas blancas en la lengua, causadas por una infección de hongos que se relaciona con una deficiencia en el sistema inmunológico.
La glositis es una irritación causada por una infección. Se manifiesta por el cambio de color de la lengua, acompañado de una sensación de ardor e hinchazón, mientras que el Síndrome de Kawasaki o lengua de fresa afecta a los vasos sanguíneos y se acompaña de hinchazón de manos y pies, aunque suele afectar mayormente a niños menores de cinco años.
Mucho más que saborear
La lengua es un órgano que está compuesto por 17 músculos diferentes, que son los que le permiten realizar la diversidad de sus funciones, entre las que cuentan la masticación, la deglución, el lenguaje y el sentido del gusto.
Sobre el sentido del gusto, la lengua está cubierta por una mucosa rugosa formada por aproximadamente tres mil elevaciones diminutas, llamadas papilas, quienes son precisamente las encargadas de detectar los sabores. Dependiendo del sitio de la lengua sobre donde se encuentren, detectarán mejor ciertos sabores.