Si has notado que últimamente te encuentras más cansado, es normal, con la llegada de las altas temperaturas del verano solemos sentirnos agotados, cansados, nos irritamos con más facilidad o nos cuesta conciliar el sueño.
Esto puede deberse a varios causas que vamos a ir viendo a continuación.
Cuando llega el verano nuestra rutina suele cambiar; periodos de vacaciones, horario distinto en el trabajo, pasamos más tiempo fuera de casa, trasnochamos más, etc. Lo que acaba afectando al organismo en general, aumentando el agotamiento tanto físico como mental.
Otra cosa a tener en cuenta es los cambios fisiológicos que el calor produce en nuestro organismo, pues con las altas temperaturas nuestro cuerpo suda más, pierde líquido (que a veces no recuperamos correctamente) y sales minerales, la tensión arterial baja, lo que puede repercutir en sensación de cansancio y debilidad. Te dejamos aquí este artículo en el que puedes conocer los efectos que produce la deshidratación en nuestro organismo.
¿Qué podemos hacer para evitar sentirnos tan cansados?
Lo primero es evitar estar en lugares muy calurosos y expuestos al sol durante mucho tiempo, sobre todo en las horas principales en las que las temperaturas son más altas. Si no tenemos más remedio que salir a la calle en estos momentos, entonces debemos procurar estar a la sombra el mayor tiempo posible, llevar una gorra o algo que nos proteja del sol y llevar agua para beber constantemente.
Beber agua constantemente, aunque no tengamos la sensación de sed. La cantidad recomendada es de entre 2 y 3 litros al día. Si realizamos ejercicio o un trabajo que nos haga pasar mucho tiempo al sol y sudar excesivamente, deberemos beber con más frecuencia. En estos casos es aconsejable añadir alguna bebida isotónica o algún tipo de complemento alimenticio que evite la deshidratación, aportando sales minerales que también se pierden con la sudoración.
En verano, el riesgo de deshidratación aumenta, sobre todo en personas mayores y niños, por lo que hay que extremar la precaución.
Hacer deporte, evitando las horas de más temperatura, puede ayudarnos pues la ausencia de actividad física puede provocar fatiga y que nos encontremos con más dificultades a la hora de movernos. La vida sedentaria reduce la generación de la energía que necesitamos para hacer frente al día a día.
Demos descansar y dormir por lo menos 7-8 horas al día. Intentar mantener la rutina de descanso que hemos llevado durante el resto del año, así evitaremos problemas a la hora de dormir.
Usar ropa ligera y cómoda, que no nos presione y que permita a nuestro cuerpo traspirar correctamente. La ropa con tejido de algodón es una gran opción.
Otro consejo es seguir una alimentación sana y equilibrada, rica en frutas y verduras y baja en grasas que devuelva a tu organismo la energía gastada y te ahorre digestiones pesadas y la sensación de hinchazón. Evita las comidas grasas y el consumo de bebidas con azúcar, cafeína y alcohol, pues aumentan la sensación de cansancio y en el caso de la cafeína lo dificulta.
Este tipo de comidas y bebidas en exceso (cosa bastante frecuente durante el verano) pueden provocar además que el tránsito se altere produciendo algún trastorno que afecte a la calidad de vida.
Anteriormente hemos mencionado el uso de complementos alimenticios o bebidas isotónicas, nuestra recomendación en este caso es Hidrasal® un complemento alimenticio en forma de comprimidos efervescentes que aporta líquidos, azúcares y sales minerales en caso de deshidratación, además puede consumirlo toda la familia por lo que es una gran opción, ya que como hemos dicho, los peques y los más mayores tienen más riesgo.
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