Estrés, contaminación, ruido… así afecta vivir en una gran ciudad
El ritmo de vida acelerado de las ciudades produce efectos negativos en la salud física y mental de las personas, y algunos no son conscientes de esto. Aproximadamente el 90% la población mundial vive en grandes urbes, así que el estrés y la contaminación se han convertido en uno de los problemas más comunes del estilo de vida moderno.
Sin embargo, es posible tomar ciertas medidas para reducir el impacto negativo de estos elementos y hacer frente a los retos de vivir en una ciudad.
El problema de las grandes ciudades
Aunque vivir en urbes aporta beneficios, no se puede negar que también hay desventajas. Y la contaminación es uno de los problemas más importantes, no solo para el medioambiente, sino también para la salud de los habitantes.
De hecho, según la Organización Mundial de la Salud, unas 100.000 personas en todo el mundo mueren cada año por un tipo de cáncer de pulmón causado por la polución. Y tampoco se deben pasar por alto las consecuencias en la salud mental y emocional.
La ansiedad, la depresión y otros trastornos mentales son cada vez más comunes. Por ejemplo, la depresión afecta a unas 350 millones de personas, y se estima que será la principal causa de incapacidad en los próximos años.
El efecto en la salud física
La polución y los agentes contaminantes presentes en la ciudades pueden aumentar el riesgo de padecer de enfermedades respiratorias, cáncer, derrames cerebrales e infartos. La piel es uno de los órganos más afectados por las agentes tóxicos en el aire.
Las partículas de polución tapan los poros, empeoran problemas cutáneos como el acné y producen alergias. Todo esto por la falta de oxigenación. La contaminación acústica es otro problema que no se debe ignorar.
El exceso de ruido daña la audición de forma irreversible y adelanta unos 10 años la pérdida auditiva causada por el envejecimiento. Por otro lado, produce insomnio, aumenta el estrés y el riesgo de sufrir de enfermedades cardiovasculares y dificulta el aprendizaje en los niños.
El sedentarismo es otro inconveniente. Esto favorece la obesidad e incrementa las probabilidades de padecer de diabetes y enfermedades cardiacas. Muchos recurren a la comida rápida por falta de tiempo, razón por la que el síndrome del intestino irritable, el estreñimiento crónico y la dispepsia ahora son tan comunes.
Aparte, el sistema inmunológico se debilita, lo que hace que las personas sean más propensas a contraer diversas patologías, como infecciones y resfriados.
¿Y la salud mental y emocional?
El estrés es el principal enemigo del siglo XXI. Las altas exigencias laborales y sociales, una rutina demasiado agitada y poco descanso causan estragos, no solo en la salud física, sino también en la mental. El agotamiento es parte del día a día y prácticamente ya no hay tiempo o energías para disfrutar junto a la familia o los amigos.
No todas las personas son capaces de adaptarse a un estilo de vida tan exigente y frenético, lo que favorece la aparición de patologías causadas por el estrés crónico, como la ansiedad o la depresión. Se generan alteraciones del sueño y la alimentación es deficiente, lo que solo empeora los síntomas del estrés.
Las claves para combatir el estrés que produce una vida ajetreada
Es fundamental cuidar los hábitos para poder hacer frente a los retos de las grandes ciudades. Lo primero es descansar lo suficiente (un mínimo de 7 horas) y asegurarse de que el sueño sea de calidad. Para eso, se debe dormir en una habitación silenciosa, con poca luz y a una temperatura agradable.
Una alimentación equilibrada le aporta al organismo todos los nutrientes necesarios para estar saludable y tener energía. Evitar la comida rápida es indispensable. En cambio, una opción mejor es tomarse un poco de tiempo para cocinar en casa platos ricos y saludables. Además, se deben respetar los horarios de las comidas e ingerir alimentos unas cinco veces al día.
Los suplementos alimenticios son muy útiles. Los antioxidantes, como el resveratrol, aportan energía y ayudan a frenar el envejecimiento prematuro de las células causado por la contaminación.
El ejercicio físico es muy importante, pues no solo ayuda a mantenerse saludable, sino que también permite liberar tensión. Realizar ejercicio diariamente durante 30 minutos, puede hacer una gran diferencia en el estado de ánimo. Es recomendable incluir en la rutina actividades para relajarse y despejar la mente, como el yoga.