Flatulencias con muy mal olor ¿A qué se deben?
A pesar de que todos y todas tenemos la necesidad habitual de expulsar gas del cuerpo, ya sea a través de eructos o flatulencias, sigue tratándose de un tema bastante tabú que acaba quedando limitado a la privacidad de cada casa, sobre todo cuando se trata de pedos y especialmente si son malolientes. Las flatulencias con muy mal olor, no suelen resultar nada agradables.
Cuando hablamos de flatulencias, gases o pedos, nos referimos a la mezcla de gases intestinales que es expulsada por el ano y que cuenta con un sonido y olor característico y no precisamente muy agradable.
Se calcula que una persona puede producir entre medio y dos litros de gas al día que vamos expulsando de forma progresiva.
Generalmente estos gases que expulsamos diariamente no son fétidos, consisten en la eliminación del exceso de aire que hay en el organismo, entonces ¿de dónde vienen las flatulencias con muy mal olor?
Existen diferentes formas por las que se producen o se forman los gases. Por un lado, la microbiota intestinal juega un importante papel, pues estos microorganismos intestinales lo producen al absorber los nutrientes de los alimentos en el intestino. Por otro lado, a causa del dióxido de carbono que se produce por la neutralización del ácido gástrico y, por último, por el propio aire que ingerimos. Esto normalmente suele ocurrir durante las comidas, sobre todo si comemos muy rápido. Una forma a través de la que se ingiere mucho aire es masticando chicle.
Cuando nos referimos a las flatulencias, debemos saber que no todas son iguales. Algunas son muy ruidosas, pero sin olor, otras, sin embargo, no hacen nada de ruido, pero tienen un olor muy fuerte y desagradable. Pero, ¿por qué se producen cada uno de ellos? ¿existe alguna forma de poder evitar las flatulencias con muy mal olor?
Los pedos están directamente relacionados con la dieta, es decir, según lo que hayamos comido, van a ser de una forma u otra. Hay ciertos alimentos, sobre todo los que contienen un alto contenido en azufre, que pueden hacer que surja las flatulencias con muy mal olor y más fuerte, como por ejemplo el brócoli.
Relación entre la fibra y las flatulencias con muy mal olor
Existen dos tipos de fibra, la fibra insoluble, que no se disuelve en agua, no aporta nutrientes, no interactúa con la microbiota intestina, y, por lo tanto, no produce gases. La fibra soluble, si se disuelve en agua y, aunque tampoco la digerimos, sí que actúa en la microbiota intestinal, donde los microorganismos las fermentan produciendo ácidos grasos de cadena corta. Este proceso contribuye a la salud del tracto intestinal. Como consecuencia de esta fermentación, se producen gases que deben ser eliminados.
No solo la fermentación de la fibra produce gas, hay otras sustancias, como las famosas FODMAPs, que no se absorben correctamente y llegan al intestino donde la microbiota intestinal las fermenta, dando lugar a la producción de gases. Este término viene derivado de sus siglas en inglés, oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables.
Las sustancias FODMAP, muy comunes en muchos alimentos, no suelen presentar problemas a la mayoría de las personas, sin embargo, para otras muchas, pueden resultar bastantes molestas.
Cuando las bacterias de la microbiota fermentan estas sustancias lo habitual es que se produzca gas metano y que se expulse fácilmente como ventosidad.
En algunas personas con alguna sensibilidad intestinal especial, por ejemplo, las personas que sufren colon irritable, estas sustancias pueden suponer un problema, pues en lugar de producir metano durante la fermentación, sus bacterias producen hidrógeno, lo que produce síntomas como la hinchazón, el estreñimiento o la distensión abdominal. De aquí es donde nace la dieta baja en FODMAP recomendada para las personas que sufren Síndrome del Intestino Irritable.
Como hemos mencionado anteriormente, la dieta está directamente relacionada con la producción de gases, por lo que los cambios en la dieta habitual, pueden verse reflejados en la cantidad y tipo de ventosidades.
La microbiota intestinal se acostumbra a procesar los alimentos y sustancias de la dieta habitual, por ello, cuando se produce un cambio, las bacterias de la microbiota pueden tarar en acostumbrarse a procesar estos nuevos alimentos y producir gas de forma excesiva.
Para ayudar a recuperar el equilibrio de la microbiota intestinal cuando se ha visto alterado, los probióticos pueden resultar de gran ayuda. Nuestra recomendación es Vitaplus® IB Support, un complemento alimenticio que contiene las cepas NCFM® y Bi-07® y que ayuda a restaurar el equilibrio de la microbiota intestinal y a mejorar síntomas como la hinchazón, distensión o dolor abdominal.